La línea 104 que une la capital balear con las localidades de El Toro, Magaluf, Son Caliu y Portals se convierte los fines de semana en un servicio de alto riesgo.
El pasado viernes, en torno a las 23 horas, cuando el autobús articulado con 70 personas sentadas y unas 30 de pie se encontraba en la zona de Portals, se produjo un grave incidente. La gran mayoría del pasaje eran chicos entre 17 y 20 años que iban de marcha a las zonas de ocio de Punta Ballena y alrededores.
En un momento dado, uno de los jóvenes que viajaba en autobús accionó, de forma intencionada, un extintor del vehículo generando una gran e intensa humareda. Fruto de la misma, el pasaje, que tenía serias dificultades para poder respirar, comenzó a reventar los cristales del autobús y a saltar por las ventanas como si de un edificio en llamas se tratase. Durante unos minutos se vivieron escenas de pánico y gran nerviosismo.
Rápidamente, el conductor del autobús requirió la presencia de los equipos de emergencia y culminó las labores de evacuación del pasaje que aún permanecía en el interior del habitáculo. Según varios testigos, la rápida actuación del conductor evitó males mayores y su gestión de la situación fue determinante para el auxilio de los chicos.
Unas horas antes, en la Estación Intermodal, el personal de seguridad ya había requisado una gran cantidad de botellas de bebidas alcohólicas.
Desde el Sindicato Esparno de Seguridad (SES), su portavoz, Sebastià Oliver, se muestra muy crítico y lamenta los hechos. «Llevamos mucho tiempo denunciando la inseguridad que padecen los compañeros que cubren los últimos trayectos de la noche y los primeros de la mañana de la línea de Punta Ballena. Estamos hablando de casi un centenar de chicos de 17 a 25 años, muchos de ellos ebrios o drogados, que generan numerosos incidentes», apunta Oliver.
«La solución pasa por poner vigilancia de seguridad privada en los trayectos más conflictivos y de esta forma dar cobertura y protección al conductor y al resto de pasajeros. Si esto hubiera pasado en la autopista ahora estaríamos hablando de muertos».
«El autobús se llenó de humo y los pasajeros saltaban por las ventanas»
Ha sido un milagro que el incidente del autobús de Portals, en el que los pasajeros vaciaron un extintor y reventaron los cristales, no acabara con ninguna víctima mortal o con un importante número de heridos. «Un autobús lleno con 116 personas a bordo –de 15 a 20 años– inmerso en una humareda provocada por el contenido tóxico del extintor y con los pasajeros aterrados, rompiendo cristales y saltando por las ventanas, es un panorama desolador». Así de claro y rotundo se muestras Juan Rodríguez, portavoz del SATI (Sindicat Autónom Transports de les Illes Balears). «El conductor del autobús es asociado nuestro y se muestra muy preocupado por lo sucedido. Repito, es un milagro que no pasara nada más grave».
El bus de la línea 104 ya salió lleno de chicos muy desfasados de alcohol y otras sustancias desde la Estación Intermodal. El conductor está totalmente vendido. Llevamos muchos años solicitando al Govern balear y a la empresa concesionaria contar con personal de seguridad en los trayectos más conflictivos», apunta Rodríguez.
Según los sindicatos, tanto de seguridad privada como el de transportes, sostienen que el Govern balear hace caso omiso a sus peticiones. «Se trata de un tema muy grave de seguridad que afecta a pasajeros y trabajadores. No es normal que los conductores tengan que enfrentarse solos a manadas de jóvenes borrachos que los insultan, escupen y amenazan. ¿Hasta cuándo tendremos que aguantar esta situación», concluye Rodríguez.